
1. Objetivo general de la educación
El principal objetivo metodológico que aquí nos proponemos alcanzar aspira a unificar las ciencias naturales y las ciencias sociales (y en general todo el conocimiento humano) en torno a un acontecimiento histórico clave: el último salto tecnológico, el advenimiento de las máquinas inteligentes. Con tal motivo, buscamos agrupar las disciplinas que más destacan en este propósito, aquellas que sean representativas de cada una de las áreas del conocimiento, al objeto de conseguir una integración que ponga en movimiento las ideas de cambio y el progreso humano necesarios para alcanzar esa meta en el menor tiempo posible.
En términos generales, existen solo cuatro áreas de conocimiento científico: la física, la biología, la sociología y la tecnología, y cuatro únicos objetos de estudio: la materia, la vida, el hombre y las máquinas. Cada uno de estos campos de análisis atiende exclusivamente al surgimiento de un hecho natural irrepetible. Así, respectivamente tenemos el origen del universo, el origen de la vida, el origen de la inteligencia, y el origen del pensamiento artificial. Y dentro de cada uno de esos bloques existe solamente una asignatura capaz de dar cuenta de los avances más significativos que seguro va a protagonizar el ser humano en los próximos años: la Astronáutica en la física (la conquista del espacio), la Gerontología en la Biología (la conquista de la juventud), la Economía en la sociología (la conquista de las ideas), y la Robótica en la tecnología (la conquista del futuro).
El proyecto en cuestión consiste en crear una institución académica que, tanto por su filosofía, como por su composición, arquitectura y distribución urbanística, refleje fielmente esa forma de entender el conocimiento, agrupando los esfuerzos de los distintos equipos de docentes o científicos, y priorizando en cualquier caso esas cuatro líneas de investigación que acabamos de nombrar, al objeto de alcanzar el desarrollo tecnológico que se necesita para abordar el último salto evolutivo.
2. Objetivo general del conocimiento
El proyecto principal que da sentido a lo que podría denominarse mi exposición del mundo consiste en sistematizar todo el conocimiento. Para conseguir este propósito es necesario ordenar las distintas disciplinas, y hacerlo considerando distintas cosas, los principios que las definen, las descripciones de la realidad que llevan a cabo, o las relaciones mutuas de dependencia que acontecen en los límites acotados por cada una de ellas.
Básicamente, mi propósito es el mismo que obsesionó a Comte durante toda su vida. Sin embargo, espero no caer en la exageración y la locura que caracterizan a este filósofo en la última etapa de su carrera. Esta esperanza se asienta en dos consideraciones vitales. Primero, mi positivismo pretende elaborar un sistema filosófico general, que creo necesario en cualquier empresa intelectual de cierto calibre. Pero no aspira a implementar la ciencia, con todas sus complicaciones y sus detalles, en el ámbito más delicado de todos, del mismo modo que hacia Comte, para imponer un modelo social en particular. Y segundo, no excluyo de mi visión el estudio metafísico, como sí hacía Comte. Por tanto, tengo claros algunos principios elementales muy sencillos, que me ayudan a guiarme en el barullo que supone el conocimiento general. Comte, sin embargo, se obsesionó con la idea de construir un sistema positivo que pudiera explicarlo todo de forma científica. Esta tarea es imposible, porque la ciencia siempre contiene una cierta incertidumbre e imprevisibilidad y no es capaz de analizar sistemas de una complejidad relativa, asunto que siempre preocupó a Comte y que seguramente fue una de las causas que le condujeron a la desesperación y la locura que padeció en la última etapa de su vida.
Comte sufrió a lo largo de su existencia sucesivas crisis que le llevaron a permanecer internado periódicamente en varias clínicas mentales, y posteriormente a sufrir delirios de grandeza y sentimientos mesiánicos que le acompañarían hasta el dia de su muerte. No creo que eso me pase mi. Salvando estas distancias, lo que me une a Comte es el espíritu que nos guía a ambos a la hora de clasificar el conocimiento, esa visión epistemológica general que queremos obtener y que consideramos fundamental para comprender el mundo, tanto o más importante que las propias descripciones de la realidad.
Sin embargo, tampoco coincido demasiado con la clasificación concreta que lleva a cabo Comte en sus cursos de filosofía, donde dice que existen seis ciencias fundamentales. Como he dicho en otra parte de estos ensayos, mi visión en este sentido es la misma que tenía Aristóteles, que afirmaba que solo existían tres disciplinas principales. Pero he de decir que sí coincido con Comte en una cosa. Lo primero que hay que hacer a la hora de clasificar el conocimiento es determinar de qué forma se consigue. Tenemos que distinguir en primer lugar dos disciplinas básicas. Una de ellas analiza cómo se logra ese conocimiento (ciencia gnoseológica). La otra describe los logros que se van alcanzando (ciencias descriptivas). Comte también postulaba esto. En una parte de sus ensayos nos dice: “Aquí se trata únicamente de considerar cada ciencia fundamental en sus relaciones con el sistema positivo entero, y con el espíritu que las caracteriza, es decir, bajo el doble aspecto de sus métodos esenciales y de sus principales resultados.” El objetivo final de la ciencia es describir la naturaleza. Pero antes hay que dejar sentadas las bases que permiten alcanzar ese objetivo. Estas no son otras que aquellas que se refieren a los métodos de análisis que se deben emplear en la investigación, los cuales quedan determinados en gran medida por las características que definen el tipo de conocimiento. Empecemos por tanto realizando un análisis gnoseológico.
En un ensayo alternativo podemos acometer un estudio filosófico de todas las materias que componen y ordenan el conocimiento. Partiendo de un principio incuestionable, metafísico, y derivándolo, obtenemos diferentes conclusiones según implementemos dicho principio en una u otra disciplina del saber. Ahora bien, el camino que lleva al conocimiento es doble. Existen dos metodologías distintas, una filosófica y otra científica. Corresponde por tanto hacer un doble análisis que tenga en cuenta ambos caminos.
En la metodología filosófica importa sobre todo llevar a cabo una reflexión profunda. Es necesario encontrar un principio evidente, que apele a una cualidad de la materia tan necesaria y fundamental que no haga falta ninguna demostración. Posteriormente hay que obtener todas las conclusiones que podamos. Esto quiere decir que habremos de aplicar ese principio en todos los órdenes del conocimiento. Todas esas conclusiones que deduzcamos serán tan incuestionables como el principio del que partimos, aunque se apliquen a los objetos más cotidianos y particulares. Y podrán ser realizadas simplemente especulando, mediante un ejercicio mental. La herramienta principal de la metodología filosófica es la reflexión, y la consideración subsiguiente de todas esas propiedades indubitables.
La metodología científica procede de otra manera. Es inductiva. No considera ningún principio fundamental. Observa en cambio los hechos más particulares de la naturaleza, y toma estos como asidero para obtener a continuación algunas ideas generales. Por tanto, no se fija en cualidades de los objetos inapelables; sus principios no son definitivos. Muy al contrario, describe aquellas propiedades de la naturaleza casuales, que son el resultado final de muchos procesos distintos, y que sólo deben considerarse como una posibilidad más.
Por tanto, la ciencia está obligada a realizar una demostración empírica que permita afirmar la veracidad de lo que dice o lo que piensa. Mientras que la filosofía basa sus certezas en esas cualidades de los objetos que son necesarias, sin las cuales nada podría existir, la ciencia tiene que basar las suyas en observaciones experimentales y análisis exhaustivos, porque no existe ninguna evidencia inicial a la que poder aferrarse. En consecuencia, las posturas que deben tomar la filosofía y la ciencia son muy distintas. La filosofía debe ofrecer una seguridad invulnerable, propedéutica. En cambio la ciencia debe proceder desde el inicio con extrema prudencia, tener paciencia, dudarlo todo, como reflejan las palabras de Josep Pla al describir los experimentos de un conocido suyo: “Todas estas operaciones eran realizadas por el doctor Vila i Vendrell con una gran calma, con una parsimonia destinada a entender, quizás, la serenidad augusta de la ciencia.”
Podría pensarse que estas dos actitudes, la una científica y la otra filosófica, se contradicen mutuamente. Si de lo que se trata es de analizar el mundo y determinar sin ambages la realidad que observamos, no parece en principio apropiado usar dos métodos tan distintos. Esta es la opinión de muchos científicos, que no comprenden cómo se puede observar la naturaleza partiendo de unos presupuestos tan seguros. Los científicos analizan el orbe con extrema prudencia, y les resulta inconcebible pensar que se puede llegar a alguna conclusión simplemente creyendo en algo y defendiéndolo de forma radical, sin haber realizado ni siquiera un experimento. Piensan que los fundamentos de los filósofos son extremadamente vanidosos, porque no analizan la realidad de manera que puedan plantear una serie coherente de hipótesis, e indagar a continuación cuál de ellas se ajusta más a la verdad. Es cierto que en la naturaleza existe un sinfín de cualidades que son aleatorias, susceptibles de ser investigadas y de registrarse de forma pormenorizada, con diversos análisis empíricos. Pero también existen algunas cualidades indubitables. Estas pueden plantearse sin ninguna duda, y no compete a los científicos decidir sobre ellas. La filosofía nos habla de aquellos principios fundamentales de la naturaleza que afectan a todas las cosas. Todos las cosas y sistemas se atienen a esos principios, y funcionan en virtud de ellos, porque son necesarios para que todas ellas existan y perduren. Desde luego, estos principios no pueden ser demasiado numerosos, incluso podemos llegar a la conclusión de que solo existe un principio fundamental. Pero las consecuencias que se derivan de ellos afectan indistintamente a todos los fenómenos, y suponen conclusiones importantísimas en todos los órdenes de la vida. Por supuesto, estas lecciones también se aplican en el ámbito de las sociedades, porque una sociedad también se rige por esos principios (esta no es la misma aplicación que defendía Comte, que quería organizar la sociedad como si se tratase de un análisis científico). Estas lecciones son las más importantes de todas, y su incumplimiento siempre supone graves problemas. Los científicos no tienen la exclusividad en esta materia, no les compete solo a ellos analizar los hechos particulares, por mucho que digan que son los únicos que los estudian y los manosean de forma escrupulosa.
No obstante, la metodología científica también es una herramienta importantísima. Llevó mucho tiempo pulirla y acondicionarla, y con ella se han obtenido grandes progresos. Debemos sentirnos orgullosos. El hombre ha manipulado la naturaleza de una manera imprevista, gracias a todas las experiencias que ha ido acumulando a lo largo de los siglos, y a un trabajo sistemático y concienzudo que no ha cejado en su empeño de dilucidar todos los detalles de la realidad que son accesibles al entendimiento.
El análisis científico y el análisis filosófico son las dos herramientas intelectivas de que dispone el hombre. El rechazo de cualquiera de ellas supone omitir la mitad de la información que podemos obtener de los objetos. En otras ocasiones he hablado sobre el Principio de Individuación, tratando el conocimiento con las herramientas que nos ofrece la filosofía. Ahora estoy ansioso por emplear la ciencia. Espero con ello completar la hazaña que me propuse cuando empecé a escribir estos ensayos: analizar todo el conocimiento con todas las herramientas disponibles.
Me voy a atener a la misma clasificación del conocimiento que utilicé en el análisis filosófico, aunque ahora haré más énfasis en aquellas disciplinas que competen exclusivamente a la ciencia. La primera clasificación que utilicé en los ensayos filosóficos distinguía claramente la gnoseología del resto de disciplinas. Existen materias cuyo objeto de estudio es el propio conocimiento (materias gnoseológicas), y otras que se encargan de describir la realidad que va siendo dilucidada (materias descriptivas). Empezaré hablando de la gnoseología. La gnoseología aplicada a la ciencia se llama epistemología. En el análisis filosófico la reflexión y la intuición juegan un papel principal. Si hemos sabido intuir cuál es el principio fundamental, lo demás no parece muy complicado. Sin embargo, el trabajo que realiza la ciencia es bastante más tedioso. Como dice Francis Bacon: “el camino por donde marcha el hombre, cuando va guiado por la verdadera inducción, no es un terreno llano sino desigual, por el que se va unas veces subiendo y otras bajando: se sube de los hechos a los axiomas, y después se baja de los axiomas a los hechos, a la práctica”
La realidad y las cualidades que trata de describir la ciencia son más diversas y aleatorias (no partimos de un principio único fundamental), y por tanto el camino esta tachonado de dificultades. Tendremos que someter esa realidad a un escrutinio mucho mayor. La epistemología debe resaltar la importancia de esos análisis. Tenemos que analizar miles de datos, preparar centenares de experimentos, descartar decenas de hipótesis, antes de poder si quiera plantear alguna idea verosímil. Para ello necesitamos en primer lugar una herramienta simbólica, un lenguaje que nos permita trabajar cómodamente y con el que podamos reflejar sobre el papel toda la diversidad que vemos en el mundo. Ese lenguaje es el lenguaje matemático. Por tanto, la primera materia científica que voy a tratar en este libro es la matemática.
El resto de las ciencias se ocupan ya de analizar la naturaleza de las cosas mediante descripciones directas de los propios objetos, y no de manera abstracta e instrumental, como hace la matemática. En consecuencia, considero apropiado utilizar ahora una clasificación que atienda a las cualidades de los objetos que se pretenden describir. En primer lugar, tenemos la física propiamente dicha (en el análisis filosófico, en el Principio de Individuación, utilicé la física para referirme al conjunto de ciencias que se distinguen de la metafísica porque no tratan principios completamente absolutos, pero ahora, cuando estamos a punto de emprender un análisis científico, considero que no es necesario enfatizar esos principios apriorísticos ni resaltar esa distinción, y por tanto vamos a considerar la física como realmente la entienden en el ámbito científico, como una disciplina particular, que trata del estudio de las fuerzas y la energía, o de la materia en su estado más fundamental). La física se encarga de estudiar aquellas cualidades que, si bien no son tan fundamentales como las que analiza la filosofía, son las más fundamentales que existen en el ámbito de las cosas contingentes. Las fuerzas físicas, el movimiento de los objetos, o la energía que mueve los mismos, constituyen los objetivos prioritarios de esta materia. Estas cualidades son realmente esenciales, aunque uno siempre puede imaginar un universo que no tenga ese tipo de fuerzas o esos movimientos concretos. Por tanto no son cualidades tan fundamentales como las que se pretenden describir en la filosofía, la cual apela a una necesidad cósmica, y a una cualidad sin la cual no podría existir nada, ningún universo.
Una vez que hemos analizado los elementos más fundamentales en el ámbito de nuestro universo, debemos empezar a estudiar el fenómeno de la ordenación, cómo se disponen los sistemas y cómo se ordenan y se disponen todas las estructuras que conforman esos sistemas, en virtud de las fuerzas y los movimientos que los determinan. Distinguiremos en primer lugar la química y la cosmología, que analizan las cualidades de los objetos inanimados, y seguiremos estudiando la biología, que trata de los objetos que, al ordenarse, alcanzan una mayor complejidad. Finalmente estudiaremos todas aquellas disciplinas relacionadas con el ser humano. El ser humano plantea nuevos tipos de interrogantes, y es suficientemente distinto como para que se le considere aparte. El cerebro es una máquina totalmente novedosa. Los organismos vivos se caracterizan porque son sistemas replicativos en los que existe una molécula que realiza copias de sí misma y permite que la evolución se ponga en marcha, con el consiguiente incremento en la complejidad organizativa. Pero el cerebro es un nuevo tipo de replicador. Su aparición ha dado lugar a otra evolución, la evolución cultural.
Asimismo, este libro tiene también una vocación pedagógica. El método inductivo ha permitido obtener y acumular una gran cantidad de información sobre la naturaleza y el funcionamiento del mundo. De esta forma, ha dado lugar a diversas disciplinas y materias que llenan de contenidos los currículos de los escolares y los universitarios. Procede por tanto ordenar esas materias científicas de forma que sean más comprensivas y asimilables. La pedagogía debe tener por función la de adecentar el escaparate en el que se muestran y se enseñan las demás disciplinas. Para ello debe exponer los procesos naturales en un orden coherente, de tal modo que se pueda ver claramente cuáles son las relaciones que existen entre las distintas disciplinas. La educación deberá ser enteramente racional. Para ello hace falta que el conocimiento sea significativo. Y sólo será significativo si se aprecian las relaciones que unen todo el sistema de un modo coherente. El hilvanado al que debe hacer referencia la pedagogía no es otro que aquel que se refleja al estudiar la propia naturaleza. El estudiante debe conocer cuáles son los principios que sostienen el orbe, y a partir de ahí debe saber cómo se va organizando nuestro universo, qué cualidades determinan los nuevos hechos, y cuales se deducen a partir de los principios más fundamentales. En consecuencia, debe considerar los métodos del análisis, y saber a qué se debe cada uno de ellos. Ese es el espíritu de estos ensayos: ordenar el conocimiento y afirmar las herramientas. Y esa es también la mejor manera de elaborar un plan general de estudios.
El alumno debe ser consciente de lo que está estudiando en cada momento, es decir, debe saber que esa materia que estudia se corresponde con algún principio o proceso de la naturaleza, que ese principio da lugar a los fenómenos que se intentan analizar en la misma, y que esos fenómenos se sitúa en el contexto de una ordenación o evolución general, a cuyo estudio se dedican otras materias equivalentes. Esta visión global, ordenada, coherente, realista, epistemológica, es beneficiosa en todos los sentidos. La idea es que, en cada curso académico, el alumno aprenda todas las partes que componen las ciencias, con distintos grados de penetración cada año. Esto permite que el alumno entienda cuales son los problemas a los que se enfrenta la ciencia y la filosofía, así como las soluciones que se pueden tomar en cada caso. También en esto puedo estar de acuerdo con Comte, quien decía que el positivismo estaba destinado a reformar la educación y terminar con la anarquía que imperaba en la pedagogía, al considerar la jerarquía y las relaciones mutuas entre las distintas ciencias, haciéndolas colaborar metódicamente. La idea de que el conocimiento tiene que ser significativo es un enfoque sistémico que fundamenta todo el proceso de aprendizaje actual, y no encuentra mejor manera de plasmarse que aquella que ofrece una enseñanza que refleje la estructura y evolución general del universo, pues es éste el último objetivo de cualquier estudio serio que emprendamos.
Amen de asegurar una serie de enseñanzas sustanciales, todas las materias o capítulos deben dividirse en tres partes diferentes, dependiendo del tipo de conocimiento significativo que estemos utilizando:
- CONTENIDOS CONCEPTUALES (objetivo): definición de la materia
- CONTENIDOS TIPOLÓGICOS (metodología): clasificaciones y tipos
- CONTENIDOS PROCEDIMENTALES (desarrollo): operaciones
Pero por encima de todo, lo que importa es conocer cómo ha evolucionado la materia, y dividir el conocimiento general en función de los hitos y paradigmas que han acontecido a lo largo de la historia del hombre, de la Tierra y del universo.
3. Objetivos específicos
Este proyecto nace con la misión de difundir todas aquellas ideas y empresas que estén relacionadas con el progreso y la prosperidad humana, y, en particular, todas las que nos van a llevar el día de mañana hacia un nuevo paradigma (evolutivo), el último de todos, y por tanto, también el primero en importancia: la Singularidad tecnológica.
Entendemos por Singularidad tecnológica el advenimiento acelerado de la inteligencia artificial, el diseño de robots superiores en todo al ser humano, y la consecuente transformación de nuestra especie en una suerte de individuos completamente distintos.
El progreso evolutivo es la principal fuente de valor que tiene la vida y, en virtud de esto, consideramos de gran interés poner todo nuestro empeño al servicio de aquellas áreas de investigación que más fomentan ese progreso. Las dos patas de nuestra égida son la libertad y la tecnología (las dos áreas en las que más destacó Arquitas de Tarento). Nuestros referentes académicos se encuentran equitativamente repartidos en dos escuelas de pensamiento, el liberalismo de Menger (la Escuela Austriaca de Economía) y el transhumanismo de Ray Kurzweil (la Universidad de la Singularidad). Y nuestra mira está puesta en analizar aquellos puntos de inflexión que dotan al progreso humano de un mayor recorrido y una aceleración más elevada. Sobre todo, trataremos de analizar el cambio de paradigma que contribuye en mayor medida a afianzar esa celeridad.
En pocos años seremos testigos de la revolución más grande de todos los tiempos, que dejará pequeñas a la revolución neolítica y a la revolución industrial. Asistiremos al logro humano más importante que jamás se ha dado, su transustanciación y su conversión paulatina en máquinas más versátiles y potentes. Incluso, si nos ponemos en la peor de las situaciones, es decir, si se diera el caso de que tal revolución no llegase a completarse nunca, la mera insistencia en conseguir por todos los medios que sea efectiva habrá de traer con seguridad grandes avances para la toda humanidad. Ese es, principalmente, el espíritu emprendedor que acicatea a este grupo académico. Tenemos la firme convicción de que, solamente a través de esta serie de instigaciones, será como consigamos en último lugar afianzar los mayores progresos y parabienes de los que somos capaces.
Pero, como todas las revoluciones, ésta también tendrá que venir precedida de una serie de avances propedéuticos (técnicos y conceptuales) que requerirán y concitarán el ingenio y la destreza de un gran número de visionarios. Por tal motivo, esta plataforma se divide a su vez en varias categorías distintas, las cuales pasaré a enumerar a continuación.
El esfuerzo que reclama el objetivo al cual nos sumamos aquí es realmente titánico, y debe implicar a todas las áreas del conocimiento, haciendo suyos los problemas que van a ir surgiendo a medida que nos aproximemos a nuestro destino final. Por consiguiente, consideramos oportuno enumerar, por orden de aparición, los sucesos más significativos de la historia del universo, así como las ciencias y materias que estudian las causas últimas de cada uno de esos acontecimientos.
El propósito final es alcanzar la Singularidad tecnológica. Pero el éxito de esta misión pasa por entender todos los paradigmas evolutivos que han precedido a ese último objetivo (y que lo han permitido), y por aclarar también cuáles son las ciencias aplicadas que trabajan para someter y aprovechar el conocimiento que nos van deparando las investigaciones de cada uno de los fenómenos que se producen como consecuencia de dichos paradigmas.
El primer suceso es atinente a la filosofía, hace referencia al propio acontecimiento de la existencia, influye en la totalidad de las ciencias, y aúna todos los intentos dirigidos a entender las bases más fundamentales de la realidad. En cambio, los otros cuatro acaecimientos nos hablan de unos hechos más concretos (físicos, biológicos, antropológicos y tecnológicos), y de los logros técnicos relacionados con esos hechos. A continuación se exponen detalladamente cada uno de estos sucesos.
1.1. Primer suceso: la evolución de Todo y la conquista de los primeros principios (Filosofía)
Toda revolución tiene que estar basada de antemano en unos principios claros, que sean capaces de integrar los principales aspectos del cambio. La filosofía es la única disciplina que está capacitada para concitar este entendimiento global y ofrecer al ser humano una visión integral suficientemente amplia, y una unión férrea en torno a dichos principios. El primero de los problemas a los que se enfrenta el género humano es la idea misma de existencia, su conceptualización más general, y su sentido más profundo.
El problema más universal de la filosofía consiste en hallar unos principios de la realidad verdaderamente elementales; irrecusables. Todas las disciplinas deben plegarse a los mandatos categóricos de la filosofía. No obstante, esos preceptos se hacen más evidentes y necesarios al tratar de entender los cambios que operan en el interior de las sociedades humanas, cuando éstas avanzan y prosperan hacia nuevas fronteras. Una sociedad en permanente cambio es un sistema altamente complejo, cuyo entramado resulta muchas veces difícil de evaluar y analizar en detalle (empíricamente), y que por tanto requiere de un marco teórico más generalista, centrado en evidencias y apriorismos de suyo necesarios, universales, que no necesiten someterse a ninguna prueba para poder aplicarse. Y es aquí donde entra en juego la Filosofía, única materia que puede aportar esa propedéutica segura y esas primeras condiciones de posibilidad.
Partimos siempre de una visión unitaria y una integración de procesos. El hecho más consustancial a la naturaleza, el fenómeno más general que podemos constatar, es la propia existencia y evolución de la materia, sus respectivos cambios, o lo que la filosofía denomina el devenir de los existentes. Cuando esos cambios alteran de forma drástica el orden normal de las cosas (las leyes que conocemos), decimos que ha aparecido una Singularidad.
En términos generales, una singularidad evolutiva se define por los puntos de ruptura o disrupciones históricas a partir de las cuales todas las cosas que evolucionan y que conocemos dejan de comportarse como se esperaría que lo hicieran, en función siempre de las leyes aprendidas, y pasan a tener un comportamiento impredecible e incierto, imposible de determinar. Por consiguiente, toda singularidad es fruto siempre de un cambio o modificación en las reglas y circunstancias de la naturaleza, que determina el proceso evolutivo y que marca la aparición de una emergencia o acomodación normativa en virtud de la cual todos los sistemas empiezan a funcionar de una forma significativamente distinta.
Convenimos en distinguir además dos categorías de sucesos evolutivos, uno propio de la naturaleza y otro propio del ser humano. En relación con esto nos vemos obligados a diferenciar también dos singularidades, una singularidad natural y otra singularidad humana. La primera acontece con el mundo físico, y la segunda lo hace con la historia del hombre. En lo sucesivo analizaremos cada una de ellas en detalle. Pero de momento déjenme resaltar la que yo considero que es la más importante de todas, la que marca el objetivo y destino final de toda la evolución.
De todas las singularidades que existen, tal vez la más interesante sea la Singularidad tecnológica, pues es la última en darse y por tanto la que cierra todo el proceso y lleva la evolución a su punto de máxima expresión. La Singularidad tecnológica representa el último hito de la evolución del ser humano. Tan es así, que aún estamos esperando impacientes a que llegue. Pero, en un sentido amplio, el mecanismo de la evolución se extiende a lo largo de toda la historia del hombre, y más allá todavía. En consecuencia, son muchos los jalones que salpican el camino. Para comprender ese último paradigma podemos retrotraernos en el tiempo y analizar también todos aquellos sucesos significativos que le han precedido. De ese modo, la Singularidad tecnológica se enmarcaría dentro de una visión bastante más amplia, que abarca otras singularidades de tipo físico, biológico y humano. Quizás, la mejor manera de comprender el progreso de la tecnología sea entender también el desarrollo que ha experimentado el propio universo a lo largo de su existencia, esto es, los hitos de la materia. Es por ello que reservamos este bloque temático: la filosofía general, para entender y profundizar en el estudio de la evolución como concepto universal. Parafraseando a Carl Sagan, podemos decir que la evolución (o el universo) «representa todo lo que es, todo lo que ha sido y todo lo que será». O como dijo el genetista ruso Theodosius Dobzhansky, «nada tiene sentido si no es a la luz de la evolución».
1.1. Metafísica básica (epistémica filosófica y científica): Trata de las causas del propio conocimiento y las vías de acceso al entendimiento humano susceptible de ser aprehendido. En concreto, engloba dos herramientas lingüísticas fundamentales: las matemáticas y las letras, el lenguaje numérico y el lenguaje natural. Y a su vez acapara también dos modos o maneras de conocer: el racionalismo puro basado en apriorismos (la propia filosofía) y el empirismo fáctico de naturaleza aposteriorística (la ciencia en general).
Al objeto de cumplir los propósitos que nos hemos marcado aquí, dividiremos el conocimiento en cinco grandes bloques, los cuales estarán a su vez compuestos por dos categorías distintas. En total, abordaremos diez grandes temas de discusión, todos los cuales estarán dedicados a analizar los retos y dificultades que enfrenta el hombre actual (sociológicos, tecnológicos, físicos, biológicos, económicos, filosóficos) a la hora de alcanzar la última frontera, la Singularidad tecnológica, el advenimiento de la inteligencia artificial, la muerte de la muerte, y la colonización del universo. Asimismo, el Instituto Arquitas de Tarento tiene la clara convicción de que su gestión debe ordenarse alrededor del conocimiento que se genera con estos grandes temas académicos, y esta gestión tiene que influir tanto en el plano de las ideas, como a la hora de diseñar la arquitectura, los espacios, y la distribución de sus facultades y edificios.
1.2. Metafísica aplicada (ontología natural y social): Hablaremos pues de la evolución en sí (filosofía general de la metafísica), de la evolución del universo (filosofía general de la física), del origen de la vida (filosofía general de la biología), de la aparición y el progreso del hombre (filosofía general de la antropología) y, finalmente, del advenimiento de la era tecnológica y la inteligencia artificial (filosofía general de la técnica). Veremos cuáles son los principios generales que marcan esa evolución, y comprobaremos hasta qué punto estamos determinados a convertirnos en máquinas inmortales. Esta última fase del desarrollo es el colofón perfecto para una historia plagada de sorpresas y llena de ambrosías intelectuales. La extensión de la vida permitirá, en último lugar, que seamos testigos de excepción de esos acontecimientos únicos, y que podamos verlos en primicia. Déjenme que termine esta nota introductoria con una frase de Kurzweil: “El advenimiento de la inteligencia artificial fuerte es la transformación más importante que presenciará este siglo. De hecho, es comparable a la importancia que tuvo el advenimiento de la propia biología. Significará que finalmente una creación de la biología ha dominado su propia inteligencia y ha descubierto los medios para superar sus limitaciones”.
2. Suceso: la evolución de la materia y la conquista del universo (Física)
El primer acontecimiento relevante en la historia del universo se produce con la propia génesis de la materia, del tiempo y del espacio, hace aproximadamente unos 13.800 millones de años. La primera singularidad evolutiva que podemos constatar a este respecto se denomina Singularidad física, gravitacional o espacio-temporal, y puede definirse como una región o punto del espacio y el tiempo más allá de la cual cambian todos los valores de las constantes y magnitudes físicas que conocemos, perdiendo completamente su sentido, separándose de lo común, haciéndose insólitas e infinitas, y volviéndose impredecibles, quedando anuladas también todas las leyes de la física y la ciencia modernas. El punto de inflexión que separa ese periodo indeterminado del cosmos, de toda su historia posterior, se denomina Big Bang y marca a su vez el origen y enfriamiento inicial de la materia, la expansión acelerada del espacio y el tiempo, y en general la creación del universo físico que hoy podemos observar.
Uno de los retos más importantes en la evolución del ser humano es la colonización de ese entorno espacial, el cual ha ido ampliándose y expandiéndose con el paso de los eones. Aquí, podemos definir otro tipo de singularidad, en este caso una singularidad humana (de la historia humana). Finalmente, el último esfuerzo tecnológico del hombre tendrá que ver con la exploración espacial y la ampliación indefinida de nuestras fronteras, allende las galaxias. El suceso en sí que deberemos analizar durante este viaje es la propia “evolución de la materia” y el origen de la misma (la Singularidad física). La ciencia básica que estudia estos fenómenos es la llamada física o cosmología. Por lo demás, el suceso que acontece con el propio viaje del hombre es lo que venimos a denominar “la conquista del universo”, y el punto de inflexión que determina el origen de ese viaje es una singularidad de tipo humano (de la historia del hombre). Por su parte, la ciencia aplicada que debe dar cuenta de este fenómeno es la Astronáutica.
2.1. Astronáutica planetaria. El objetivo prioritario de esta disciplina es extender la información de la que somos depositarios al perímetro del Sistema Solar, incrementando de esta manera su conservación, acumulando todo el conocimiento que nos reporte esa exploración.
2.2. Astronáutica interestelar. La última acción de todas, la frontera definitiva, el paso final de la evolución del universo y del hombre, el viaje que nos hará definitivamente inmortales, libres, e independientes de los vaivenes y los caprichos del Sol (que algún día habrá de desaparecer también, cuando agote su combustible), consistirá en extender la información humana por todo el orbe. La transustanciación del hombre en máquina tiene su punto de máxima expresión en el hecho de conseguir que la inteligencia artificial acabe convirtiéndose en inteligencia del universo, esto es, que la materia inorgánica termine tornándose toda ella materia orgánica y consciente; que los seres inertes se llenen de ánimas vivas.
3. Suceso: La evolución de la vida y la conquista de la juventud (Biología).
La segunda singularidad que acontece en la historia universal es la Singularidad biológica. Con ella, la materia adquiere una diversidad sin precedentes, una variedad que irradia en todas direcciones, a partir de un hipotético punto, y que lleva a las estructuras a adquirir una complejidad imposible de predecir. La vida surge hace aproximadamente 3.900 millones de años, a partir de unas moléculas replicativas con capacidad autocatalítica (hipótesis del mundo del ARN). La replicación habría puesto en marcha el proceso de evolución por selección natural, que se define como la reproducción diferencial de distintos tipos de genotipos. Los autoreplicantes habrían actuado como antiguos genes, dando lugar a poblaciones enteras de moléculas similares, copias exactas las unas de las otras, con algunas mutaciones susceptibles de ser seleccionadas por el entorno, haciendo que esas características de nueva aparición se extendieran en las poblaciones y se acumulasen a lo largo de las generaciones, como consecuencia del propio proceso espontáneo de copia y selección, y propiciando la aparición de estructuras físicas cada vez más complejas y con más mecanismos de adaptación.
El suceso en sí que deberemos analizar en este caso es “la evolución de la vida” y la materia orgánica. El fenómeno particular que determina este nuevo periodo de la historia del universo, y que da lugar a la Singularidad biológica, es la aparición de unas moléculas replicativas que, con el tiempo, habrán de convertirse en los genes que portamos todos hoy en el interior de nuestras células. La ciencia básica que estudia este fenómeno es la Biología. Y el suceso humano que mejor describe y domina ese campo de estudio es lo que llamamos “la conquista de la juventud”, la reversión del proceso biológico y la senectud. En este sentido, la ciencia aplicada que dará cuenta de estos avances será la Gerontología.
Una vez hayamos solucionado el primero de los problemas prácticos, el problema social, sitos ya en una sociedad abierta a los avances y en continuo progreso, el siguiente paso será el de conseguir detener el envejecimiento. El objetivo que nos mueve y nos inspira es el de poder ser la primera generación de hombres que goce del privilegio de ver cómo la raza humana alcanza el último punto de inflexión en la evolución de la naturaleza, la Singularidad tecnológica, la transustanciación del cuerpo orgánico actual en cuerpo robótico. Pero antes de lograr esto, deberemos conseguir perdurar al menos el tiempo suficiente para ver en lontananza tamaña proeza.
3.1. Gerontología preservativa. A falta de una solución definitiva que remedie el problema del envejecimiento, el Plan B pasa por conservar la información de la que somos portadores, haciendo uso de la Criónica. El objetivo de la crionización del cuerpo (o del cerebro) es vencer el problema de la pérdida de información que afecta al finado después de la muerte.
La esperanza del transhumanismo radica en alcanzar un punto de no retorno (una Singularidad), después del cual habremos conseguido curar el envejecimiento humano y todas las enfermedades asociadas al mismo, convirtiéndonos de este modo en una especie de seres mitológicos, mitad dioses, mitad hombres. Aunque algunos aseguran que eso nunca va a ser posible, otros ven cerca el momento en que el hombre consiga superar esta última barrera. No obstante, el escepticismo se vuelve mayor si intentamos concretar la fecha exacta de tal predicción. Es posible que formemos parte de la última generación de mortales que se queden a las puertas de ver cumplidas estas expectativas. Pero no hay que perder la ilusión. Aún existe para nosotros un plan alternativo: la criónica o suspensión de la vida. Si logramos conservar, por la técnica del frío, los principales centros de información de que disponemos, nuestros genes y nuestro cerebro, es posible que en el futuro se pueda reproducir, al menos en parte, aquella existencia que fuimos algún día, retornando a la vida en plenitud de nuestras facultades. Habremos conseguido entonces otra hazaña bíblica, la resurrección de los muertos. La conservación del cuerpo es el principal problema a resolver. De momento, no podemos acceder a las técnicas que tal vez consigan algún día revertir el envejecimiento. Pero si podemos “mantener la cabeza fría”. Hay esperanza. Por tanto, consideramos a la criónica como el problema más acuciante de todos, y tomamos este reto como punto de partida de nuestra égida, como la más excelsa manifestación del instinto biológico de supervivencia, y como la expresión más clara de nuestras meritorias ganas de vivir.
3.2. Gerontología regenerativa. La Gerontología es la ciencia del envejecimiento, y está dirigida a vencer los problemas que surgen con la edad, y, en último caso, a revertir la propia senectud. Aportará una solución definitiva al problema de la pérdida de la información y permitirá que conservemos los datos de nuestro cerebro y nuestros genes sin necesidad de pasar por el difícil trago de la muerte y la reanimación posterior.
4. Suceso: La evolución del hombre y la conquista de las ideas (Antropología)
Uno de los principales problemas a los que nos enfrentamos a la hora de alcanzar la Singularidad tecnológica (y la última frontera) tiene que ver con la aceptación social; es un problema sociológico. Habremos de conseguir que la sociedad como conjunto, y cada uno de sus ciudadanos de forma independiente, terminen asimilando los avances que están por llegar y entiendan las causas que se encuentran detrás de esos avances. En este sentido, será necesaria una mentalidad y una organización completamente nuevas, basada en el respeto y el comercio libre.
La Singularidad que acontece en el ámbito de la sociología tiene su origen con la aparición del hombre y su posterior desarrollo intelectual. El desarrollo del cerebro pone en marcha un segundo mecanismo evolutivo, superpuesto al de los genes, siendo ahora la unidad de transmisión los llamados memes, paquetes de información cultural que se heredan por imitación, que se replican de una cabeza a otra con el aprendizaje y la observación, que se agrupan en el cerebro en forma de redes neuronales, y que se conocen comúnmente como ideas o conceptos. La evolución memética transcurre a mayor velocidad que la genética, y da lugar a una complejidad y una diversidad física todavía mucho mayores (otra Singularidad)
El suceso en sí al que da lugar esta singularidad es “la evolución del hombre” y la cultura. Y la singularidad humana que marca el paso de una sociedad pobre a otra avanzada es el cambio de mentalidad que acontece cuando estos hombres aceptan las reglas de juego de una comunidad libre y abierta. En este sentido, el suceso que queda determinado y determina ese cambio de paradigma es la conquista de las ideas, entendiendo por ideas aquellas opiniones normalizadas que contribuyen al progreso de la sociedad en mayor medida. Y la ciencia aplicada que más hace por discernir y aclarar esa importancia ideológica es la Economía.
4.1. Economía teórica. El proselitismo, la divulgación, la actividad política, y en general la difusión de todas aquellas ideas que insistan en generar un orden y un clima social favorable para la libertad y el progreso de los individuos, serán las primeras acciones a tener en cuenta. No obstante, estos medios solo ponen a nuestra disposición una solución parcial. Con frecuencia vemos que las ideas que priman en la sociedad, aquellas que más aclamaciones reciben, son las que llevan el mensaje opuesto, el intervencionismo, el socialismo y el utopismo.
4.2. Economía empresarial. La solución definitiva vendrá de la mano de la propia tecnología, del avance espontáneo que se produce en las sociedades debido a la naturaleza competitiva y la búsqueda permanente del hombre, en pos de una vida mejor y más abundante. Las nuevas aplicaciones de internet, la economía colaborativa, y muchas otras estrategias de la mercadotecnia, harán más por la humanidad en los próximos años que todos los panegíricos y llamadas a la conversión que puedan haber hecho los liberales a lo largo de la historia reciente.
Por eso, reconozco en la acción empresarial algo sumamente importante y necesario para alcanzar el progreso social y acercarnos a la Singularidad tecnológica, único caballo de batalla de este foro académico. Debemos honrar a esos hombres valientes que utilizan las ideas del mejor modo posible, para transformar la sociedad a través de la acción individual (o empresarial). Más allá del propio pensamiento (sociología académica) se encuentra un mundo de empeños y nuevas victorias, un mundo de empresarios y autónomos, de luchadores y de gente responsable, que eleva la sociedad a nuevas cotas de progreso, y a la que la mayoría les debemos nuestra situación actual. Esta institución académica (la Universidad Arquitas de Tarento) también reservará una facultad al estudio del mercado y las hazañas de esos héroes anónimos que, en contraposición con la clase política, trabajan a diario animados por un ansia personal de mejora (que se traduce al cabo del tiempo en una mejora sustancial de toda la población), para crear nuevas empresas, aplicaciones informáticas y soluciones productivas, sin que por ello reciban la más mínima atención por parte de los medios de comunicación, los cuales sin embargo sí se fijan (y hasta se deshacen en elogios) en todos esos estadistas y politicastros de tres al cuarto que, por término general, suelen impedir con sus acciones estas gestas empresariales.
5. Suceso: la evolución de las máquinas y la conquista del futuro (Tecnología)
Otro paso importante en la carrera por alcanzar la Singularidad tecnológica vendrá de la mano de la robótica. Una vez que sepamos cómo mantenernos jóvenes por tiempo indefinido, la siguiente meta consistirá en modificar las piezas de nuestro cuerpo orgánico, al objeto de mejorar las capacidades del mismo. A pesar de haber vencido al desgaste y al envejecimiento, seguiremos expuestos a todos aquellos accidentes mecánicos que, de una u otra forma, den al traste con nuestra vida de mortales. Para conservar nuestro cuerpo, también bajo estas circunstancias, deberemos construir unos organismos más resistentes, y generar copias de seguridad que permitan reponer las piezas en caso de accidente. La robótica será crucial en esta fase de nuestro desarrollo. En ese caso, el suceso que trasciende lo común y determina el siguiente paso en la historia del universo es “la evolución de las máquinas”. El punto de inflexión que origina ese suceso es la Singularidad tecnológica. La ciencia básica que estudia y propicia este proceso natural es la Tecnología. La singularidad humana que se corresponde a su vez con esa evolución de las máquinas viene determinada por el cambio de paradigma que supone la transición hacia una inteligencia artificial superior a la humana. El suceso que acontecerá con este cambio es lo que he venido a llamar “la conquista del futuro”, por ser el futuro inmediato lo que más caracteriza a dicha hazaña: la singularidad tecnológica es el paso definitivo hacia un futuro de progreso imparable, y la última singularidad que acontece con la evolución del universo. La ciencia aplicada que se dedica a estudiar el modo de alcanzar ese futuro es la Robótica.
5.1. Robótica dinámica. Estudia el movimiento y la función de las máquinas en relación con la causa que lo provoca, esto es, en relación con las fuentes de energía y los modos de almacenamiento que alimentan y nutren ese movimiento, fuentes que serán necesarias en el futuro para alimentar todos los mecanismos de los robots y las máquinas autónomas que protagonicen el advenimiento de la Singularidad tecnológica.
5.2. Robótica cinemática. Estudia la mecánica de los robots, sus interfaces y sus microprocesadores. En último lugar, será una inteligencia artificial la que acabe manifestando los rasgos de una singularidad intelectual y tecnológica verdadera, digna de llevar ese nombre; completamente disruptiva. Los robots se componen de tres elementos básicos: una fuente energética, un procesador interno y un interface. La robótica nos permitirá, en último caso, dar el salto definitivo a un sustrato distinto y acometer, de ese modo, la transustanciación de la vida. El propósito final de la Robótica no es el de crear máquinas que colaboren con las tareas del hombre, sino el de utilizar la información que hoy en día se encuentra almacenada en forma bioquímica (biológica) para incorporarla a otros soportes más fiables. Nos convertiremos en robots. Ese es el último salto evolutivo.
Para un análisis más extenso y detallado de todas estas materias y conquistas humanas véase el anexo de este documento en donde aparecen las tablas de conocimiento.
Como hemos visto, el conocimiento se distribuye alrededor de cuatro áreas científicas principales (Física, Biología, Sociología, Tecnología), las cuales se corresponden a su vez con cuatro sucesos naturales fundamentales (la evolución de la materia, de la vida, del hombre y de las máquinas), cuya causa se origina en cuatro tipos de singularidades evolutivas (física, biológica, sociológica y tecnológica). El estudio y la aplicación del conocimiento derivado del análisis de estas cuatro áreas científicas da lugar a cuatro ciencias aplicadas (astronáutica, gerontología, economía y robótica), y a cuatro sucesos o retos humanos (la conquista de las ideas, de la juventud, del futuro y del universo).